viernes, 12 de noviembre de 2010

Mal muerto

Hace algunos años solía anhelar su muerte. Sin embargo cuando esta semana recibí la noticia lejos estuve de alegrarme. Bien muerto está, dijeron algunos. No comparto.

Ojalá hubiese vivido, sano, muchos años más. Ojalá todos ellos, vivan muchos años más.

La mortalidad, conspira contra la justicia, quiero que sean juzgados por cada uno de los delitos cometidos. Que el pueblo, pueda verlos en los juicios, palpar su eterno cinismo. Quiero ir todos los días a la prisión, donde perpetuamente estarán condenados, a preguntarles donde están los nietos apropiados, los hijos de los masacrados. Donde el están los nietos de Estela, de Chicha y de todas la abuelas que infatigablemente los buscan hace ya demasiados años.
No deseaba que Massera se muera, no deseo que ninguno se muera. No lo deseo porque los argentinos los necesitamos vivos para que pueda cicatrizar esa herida tan profunda, que aún sangra, pero también porque no somos que como ellos.

La muerte se apiadó de vos, no lo merecías.

3 comentarios:

  1. comparto y no comparto con tu opinión. me pasaron cosas locas con la muerte de NK. no podía entender como otros se alegraban y pensaba en esto. que sentiría si se moría un genocida.

    Después de reflexionar, y para no ser como ellos, creo que lo que uno puede y debe sentir es como máximo la falta de pena por la muerte. nunca alegría.

    El motivo para esto es lo que en cada uno nos va a separar, en más o en menos, de ellos.

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  2. potroel: comparto con Hernán

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  3. Perdon, se involucro mi nombre en este tema y como hizo Cervantes en su segunda parte del Quijote vengo a rectificar mi imagen.
    Comparto con Monti, no me alegró que ese hijo de puta se muera en paz, me hubiera alegrado saber de su condena y de su muerte encerrado sólo y castigado por la justicia y por el conjunto de la sociedad argentina. Saludos.

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