domingo, 23 de octubre de 2011

Tan cerca II

El instituto del quemado estaba cada vez más cerca, no obstante mis intentos eran vanos, las llagas en mis manos, contrastaban con los apagados carbones en la parrilla. Unos quince comensales dependían de mi capacidad culinaria que, como el fuego, no lograba aparecer.
Yo solía joderlo, por lo cual no sorprendió que cuando entró lo hiciera al grito de "falta fuego", al ver la situación, empezó a mover los carbones y en breves minutos el fuego estaba en marcha.
Recordaba esto hoy y lo imaginaba acomodando las brazas, haciendo rendir el carbón como le gustaba y adobando el cordero mientras aguanta a un tipo bastante jodón  increpándolo al grito de "¿qué pasha cacho, falta fuego? 
Me gusta pensar que estarías contento si estuvieses acá. Me conforta sentir, que lo estás.