viernes, 20 de agosto de 2010

Más que blanco, blanco ala


Acá confirmábamos lo que hace mucho suponíamos, Pino Solanas va a ser candidato a presidente. Toda vez que nuestro teléfono rojo con el bunker de Proyecto Sur está medio desteñido debemos admitir que nuestra suposición solo se basaba en una cosa: si Solanas era candidato a jefe de gobierno tenia muchas chances de ganar.

Recordaba mi paso por "la muni" y a mi primer jefe. Un tipo difícil de querer. Después de mucho tiempo la directora pudo desplazarlo, con menos canas(?) y bastante más temerario, este servidor dijo que se hacía cargo. Al segundo día el gremio tuvo la gentileza(?) de avisarnos que faltaban 20 expedientes. Hubo que negociar y el fruto de eso fue una gestión compartida, tensa, de negociación casi diaria. La gestión tuvo errores, pero más allá de estos , la oficina funcionó mejor que antes. Lejos del ideal, pero mejor.

En pocos lugares, aprendí tanto de política como en la "muni". Entendí que la política y el "barro" son inescindibles. No es fácil responder a necesidades ilimitadas con recursos limitados. Menos desde una perspectiva transformadora, mover la cafetera en una oficina implica sus riegos. Entonces uno ataca, avanza, retrocede, traga sapos, negocia, vuelve a avanzar, y quizá, al final, las cosas funcionan algo mejor. No es poco. Pero a muchos no les gusta esto.

Por eso mejor evitar el smog de capital ¿para qué arriesgarse a no poder bajar la mortalidad infantil en Soldati, poner gas en las escuelas o urbanizar la 31? Mejor hablar de las medidas que vas a llevar a cabo si ganas una elección que sabes que vas a perder. Es que algunos le gusta todo bien limpio. No vaya a ser cosa que los avatares de la gestión manchen el traje del progresismo, que para Pino es más que blanco.

1 comentario:

  1. Coincido en que este aspecto de la política, el de la negociación que no implica abandonar la pretensión de correr el límite de lo posible sigue siendo denostado. Es un triunfo, a mi juicio, de la década de los 90. Poner lo peor que tenemos como sujetos y, por qué no,como clases y corporaciones en "la política" parece que la aleja de nuestra propia moral. Ahora, el que elige ciertos lugares de dirigencia, tiene que saber que puede mancharse.

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