viernes, 23 de marzo de 2012

Esperando el 24(IX)

La biografía y la historia.


No tenía cuatro años cuando fui de la mano de mis padres a repudiar los indultos. Fue la primera manifestación en la que participé. La movilización, a los ojos de mi niñez imponente, no logró frenar los decretos que simultáneamente garantizaban la impunidad y consagraban la teoría de los dos demonios. De modo que mi vida política comenzaba con una derrota en una lucha que había comenzada hace ya muchos años y que previo a los indultos había sufrido las leyes de obediencia debida y punto final.
Tenía algunos años más cuando, atónito, miraba a mi vieja baldear un domingo lluvioso. Menem había sido reelegido por amplio margen. Aun hoy pienso como se habrán sentido, las madres y las abuelas, las victimas, ese día. Lo pienso, porque no lo sé, si sé que hicieron: siguieron dando vueltas. Juntándose, convenciendo, estableciendo lazos de solidaridad entre las victimas; justo todo lo que la dictadura quiso destruir. Con enorme creatividad y temple llevaron adelante los juicios de la verdad, una experiencia novedosa que, creo, no tiene ningún antecedente mundial. El impacto en la conciencia colectiva de estos juicios, en tanto reveladores del plan sistemático de exterminio, fue vital para un reclamo que ya tenía más de 20 años y que cada día se encendía más.
Tenía 18 cuando estaba en la puerta de la ex-ESMA anonadado. Cuando termino de hablar Néstor Kirchner pensé: “parece que por fin estos tipos la van a pagar”. Lo pensé entre lágrimas, que persisten cada vez que vuelvo a ese día, al abrazo de los H.I.J.O.S. cuando terminaron su discurso, al “gracias Estela” de Juan, y la mano en el atril y la voz quebrada de Néstor.
Todavía falta mucho para que cicatrice la herida, pero pienso en esa frase: “lo imposible solo tarda un poco más”, en la cantidad de años de lucha que implicó sentarlos en el banquillo, en los que no se rindieron cuando todo era adverso, cuando su propio pueblo los denostaba o los ignoraba. La persistencia en las convicciones para transformar en un gran abrazo, lo que en un principio era un denuncia de locura. Es maravillosa la política.
Tengo 26 años y tengo el orgullo compartido con miles, después de tantos años, de ser “la lacra”. Nos vemos en la plaza. Un abrazo a todos.

2 comentarios:

  1. Grande Martin, pero a no dormirce que la lucha continua más qué nunca en apoyo a CRISTINA y siempre recordando a NESTOR un abrazo y nos vemos en la plaza.
    ale

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  2. Nos vemos en la plaza. Un abrazo a todos.

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