lunes, 27 de junio de 2011

Domingos de invierno

Para todo los hinchas de River el de ayer fue un domingo amargo, para un bostero como el que escribe no. Pero tampoco fue un domingo de fiesta, día raro como pocos acabé sintiéndome cerca de Varela:
"(...)nuestra mayor victoria en el Mundial de 1950 ocurrió después del partido que nos coronó en Maracaná. Nuestro triunfo más alto encarnó en el gesto de Obdulio Varela, el capitán celeste, el caudillo del equipo. Al fin del partido, él huyó del hotel y del festejo. Y se fue a caminar y pasó la noche bebiendo en los bares de Río, callado la boca, de bar en bar, abrazado a los vencidos."

Increíblemente creo que me complace, prefiero identificarme con el relato de Galeano que con aquellos estaban esperando la derrota para iniciar la inquisición. De esos inquisidores me siento muy lejos, aunque sean los inquisidores de mi enemigo.

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