domingo, 9 de enero de 2011

Lecciones del 2010

Comenzamos el 2011 con dos certezas, nos espera un partido decisivo y deberemos enfrentarlo- parafraseando a Lula- sin nuestro numero diez. Con ese enorme desafío en mente, busco consejo en el año que nos dejó y obtengo el primero el 27 de octubre. 
   
Aquella plaza repleta de agradecimientos para él y de abrazos para ella, está plagada de enseñanzas. Nos mostró que es cuando el kirchnerismo logra movilizar a todos los sectores que comulgan con él, que alcanza su máxima potencia. Distintas identidades, pertenencias  y experiencias se volcaron aquel día a la plaza, con el prologo de los festejos del bicentenario, produciendo un hecho político potente e indiscutible. Todos estuvieron ese día allí, donde se decidía la batalla. Economía de fuerzas, diría el general. 
La plaza de mayo colmada, también demuestra el infructuoso trabajo de medios y dirigentes que buscaron señalarlo como un dictador. Aquí cabe una autocrítica. Le dimos mucho más poder a los medios del que realmente tienen. Dos millones de personas nos mostraron que fueron tan tristes como vanos los intentos para que la gente -corrijo- para que el pueblo no celebre el bicentenario. Centenares de miles despidiéndolo nos ensañaron que los medios pueden amplificar determinados acontecimientos y ocultar otros, pero no pueden crearlos ni tampoco evitarlos. Mal que les pese. 
Por otro lado los hechos de Soldati, como aquellos que terminaron con la vida de Mariano Ferreyra también nos ofrecen consejos que -entiendo- no deberíamos dejar de escuchar. En primer lugar, nos permite confirmar que la transformación debe ser permanente. Acá, si paras te caes. La otra, es que debemos ser despiadados con nosotros mismos, son muchas las tareas que faltan y entre nosotros- en el vestuario- no puede haber complacencias. Afuera vamos a hablar de las maravillas de la AUH, pero no podremos estar contentos hasta que cada niño que la necesite, la reciba. Afuera contaremos uno por uno cada puesto de trabajo creado, pero solo estaremos satisfechos hasta que no haya un solo trabajador precarizado. Tenemos una enorme responsabilidad, somos los únicos que podemos dar más Estado. Los únicos que pueden ofrecer respuestas a las necesidades. 
La presidenta ejemplifica esto cuando nos explica que tenemos que dar respuesta a los reclamos por mayor seguridad. La designación de Garré y la desocupación pacifica del Alvariño iluminan un camino difícil y con poco rédito electoral como nos comenta un columnista opositor. Es el camino correcto, es el de la conducción política de las fuerzas de seguridad y  el respeto de los derechos humanos en la lucha contra el delito. Tenemos que dar la batalla, explicar porque dicen gansadas quienes sostienen que es con cadáveres que se resuelven los problemas como quienes dicen que se resuelven exclusivamente mejorando la situación socio-económica de determinados sectores vulnerables, que -ambos- acaban estigmatizando.

Para finalizar, vuelvo al 27 de octubre, a aquella plaza repleta, que me regaló dos convicciones: tenemos una presidenta con un compromiso inclaudicable, pese los deseos de los miserables y ese día asistimos a un velorio y a un nacimiento. Entre las tormentosas nubes, el sol. No está el diez, nos toca jugar a nosotros. 

Foto Ximena Viviani

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